El color ámbar es un tono cálido a medio camino entre el amarillo y el naranja en la rueda de colores. Al igual que muchas tonalidades, el ámbar puede variar en su tono. Algunos tonos de ámbar son más amarillos, mientras que otros son más anaranjados e incluso pueden tener toques de marrón.
El color recibió su nombre de la resina fosilizada de los árboles. La mayor parte del ámbar que se reconoce hoy en día es el ámbar báltico, y tiene el rico color amarillo dorado que llamamos ámbar. El color se puede encontrar mezclando el naranja y el amarillo, aunque, por supuesto, el ámbar de resina es un tono brillante que se puede conseguir incorporando algunos toques de oro.
El ámbar se asocia con la energía. Al ser un color tan brillante y cálido, es un excelente acento para tu paleta de colores. Las joyas de ámbar son las favoritas de muchos, y el color ámbar puede ser un excelente complemento para cualquier atuendo. También puede utilizarse para la decoración del hogar, y puede mezclarse con tonos de marrón y verde oscuro para crear un hermoso aspecto terroso. El ámbar también puede ser un favorito del otoño, ya que combina bien con el granate o los tonos de naranja.
Psicología del ámbar
El ámbar es un color que promueve la seguridad y la confianza. Su calidez puede crear una atmósfera de seguridad, mientras que su brillo energiza e inspira audacia. Sin embargo, como el ámbar tiene muchas similitudes con otros tonos de amarillo, debe evitarse para habitaciones enteras o espacios grandes, ya que el amarillo puede potenciar los sentimientos de frustración o ira. Sin embargo, utilizado en pequeñas dosis, el amarillo puede ser un color asociado a la felicidad. Las personas a las que les gusta el ámbar son amantes de la diversión y buscan la felicidad por encima de todo. Suelen ser amantes de la naturaleza y son personas cálidas y amables. Pueden tener mal genio, pero generalmente son los que buscan animar una habitación y encontrar motivos para sonreír.